“Papá, ¿cuánto ganas? ¿Cuánto ganas por hora?”. Era la pregunta que un niño dirigía, con voz tímida, a su papá a la llegada del trabajo. El papá contestó severamente: “Mira, hijo, esos informes ni tu madre los conoce. No me molestes que estoy cansado”. “Pero, Papá, -insistió aún más el niño-, dime por favor: ¿cuánto […]